Por eso, no es sorprendente que se catalogue como el mejor amante al caballero que tenga su miembro más grande. Pero, ¿quién dijo que el órgano masculino se debe medir con la misma vara con la que se mide una posesión o un objeto?
La inseguridad más grande con la que vive el hombre es pensar que su órgano masculino no cumple con sus expectativas para satisfacer a una mujer. Muchos hombres viven obsesionados con esta parte de su anatomía y hasta miden su hombría de acuerdo al mismo. Su preocupación es tal que al nacer un hijo, lo primero en lo que se fijan es si el niño está “bien dotado”.
Si tienes una pareja que tiene el miembro pequeño, jamás, jamás, jamás se te ocurramencionarlo ni insinuarlo; eso solo apagaría su impulso sexual. Existen muchas otras formas de complacerte que pueden llevarte a un orgasmo y te permiten disfrutar una vida sexual placentera y mantener viva la chispa de la pasión.
Una amiga me contó sobre la maravillosa experiencia sexual que está viviendo con su nuevo novio y me confesó que es el mejor amante que ha tenido. Lo que seguramente sorprenderá a muchos hombres es que mi amiga asegura que de todas sus parejas, éste es el menos dotado pero ha sido el mejor amante.
Tampoco estoy diciendo que las mujeres no le damos ninguna importancia a ese importante detalle masculino. De hecho, en muchas ocasiones hablamos de él, pero no sobre el tamaño, sino la destreza de cómo el hombre lo usa. Para las mujeres, el pene es un juguete maravilloso que las excita sin importar cómo luzca. Para nosotras, lo que realmente importa de los hombres es el tamaño de su generosidad, conocimientos y amor.
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