Una noticia amarga en este viernes de octubre. Una noticia muy dolorosa que nos conmueve especialmente a quienes somos padres: ha muerto Andrea, la niña de 12 años que padecía una enfermedad degenerativa y para la que sus padres pidieron, con todo el dolor del mundo, una muerte digna.
¿Se pueden lo que suponer para unos padres tomar una decisión así, la de pedir que por favor dejen morir a tu hija? Terrible.
Para Andrea la vida no ha sido justa. Padecía una enfermedad rara, una dolencia neurodegenerativa irreversible que la tenía ingresada desde hacía cuatro meses en el hospital de Santiago de Compostela. Sus padres, Antonio y Estela dicen que estaba atravesando por un "sufrimiento insoportable", "retorciéndose de dolor" y pidieron que se le suspendiese el tratamiento para dejarla ir en paz.
"No pedimos eutanasia"
Los padres quisieron dejar claro siempre que no pedían la eutanasia para su hija, no pedían una sedación terminal, sino "no prolongarle la vida artificialmente durante más tiempo”.
Tras idas y vueltas judiciales, finalmente, hace cuatro días, el equipo de médicos del hospital accedió a la petición de los padres y se le retiró la alimentación artificial. Se la mantuvo con una mínima hidratación necesaria para que los fármacos para el dolor hicieran efecto.
El desenlace era cuestión de tiempo. Podían ser dos, cuatro o 40 días. Y ese día ha llegado. No hay palabras para lo que han sufrido estos padres. Andrea se ha ido rodeada de sus familiares más próximos. Ha dejado de sufrir. Descansa en paz, pequeña
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